El Banco Central de EE.UU. está menos preocupado por el alza de la inflación, que considera insostenible.
Dos temores penden sobre la economía estadounidense:
- la perspectiva de una recesión profunda y
- una espiral inflacionaria.
La historia, sin embargo, sugiere que ambos fenómenos casi nunca ocurren al mismo tiempo, lo que explica por qué la Reserva Federal ha decidido concentrar su artillería en la primera, en lugar de la segunda.
Funcionarios de la Fed creen que quienes los acusan de abrir la puerta para que la estanflación (la combinación de crecimiento estancado e inflación) regrese al estilo de la década de los 70 están interpretando erróneamente la lección de esa década.
La mayor prueba para el presidente de la Fed, Ben Bernanke, quizá no sea la profundidad de los recortes de tasas durante el bajón de la economía, sino la celeridad con que las incrementa una vez que la economía se haya normalizado. La semana pasada se caracterizó por una serie de malas noticias para Bernanke. Cayeron las ventas de nuevas viviendas y la confianza de los consumidores, al tiempo que subieron las solicitudes de seguro de desempleo.
Mientras tanto, el Departamento de Comercio informó que el índice de precios de gastos de consumo personal aumentó 3,7% en enero, en comparación con un año antes, el segundo mayor incremento desde 1991. Se trata de la medida de inflación que la Fed sigue con mayor atención. Lo más preocupante, es que la inflación "básica" , que excluye los precios de la energía y los alimentos, se aceleró de 1,9% en agosto a 2,2% en enero.
Entonces, ¿por qué está la Fed más preocupada del crecimiento que de la inflación?
En primer lugar, la entidad estima que el alza en los precios de las materias primas explican las alzas de la inflación y la inflación básica. Los mayores costos de la energía se han traspasado a otros bienes y servicios.
La inflación básica subió y cayó al son de los precios de la energía entre principios de 2006 y mediados de 2007 y la Fed cree que ahora puede estar pasando lo mismo. Si los precios de la energía y los alimentos dejan de subir, ni siquiera tienen que caer, tanto la inflación general como la básica podrían descender.
Por ahora, los precios de las commodities siguen subiendo. El trigo, el petróleo y el oro alcanzaron la semana pasada niveles récords nominales. La Fed, no obstante, no cree que la oferta y la demanda justifiquen el reciente salto. Un factor más probable es que los inversionistas, tal vez alarmados por la postura de la Fed, están destinando dinero a los fondos especializados en materias primas y divisas extranjeras como una cobertura contra la inflación.
Tales temores se pueden transformar en una profecía autocumplida a medida que los altos precios de la comida, la energía y los costos de importación se trasladan a los precios al consumidor.
No obstante, los incrementos especulativos en los precios no pueden sostenerse si no son respaldados por la oferta y la demanda.
El banco central estadounidense opina que, para que la elevada tasa de inflación se vuelva permanente, debe incorporarse a la fórmula que los trabajadores y las compañías usan para fijar los salarios y los precios.
Hasta el momento, las encuestas sugieren que los consumidores no han elevado mucho sus expectativas de inflación. Los salarios por hora y los beneficios crecieron apenas un 3% en el cuarto trimestre del año pasado en comparación con el mismo lapso del año anterior, un descenso en comparación con 2006, aunque el desempleo estuvo por debajo del 5% en casi todo el período.
Una espiral de salarios y precios necesita que los salarios cooperen. Es incluso menos probable que los salarios se aceleren si el desempleo, que ahora se ubica en un 4,9, ascienda a 5,25% este año y caiga gradualmente a 5 para 2010, como pronostica la Fed. Esto implica tres años con una tasa de desempleo por encima de la estimada "natural" por la Fed, un 4,9%, y de esta manera una presión a la baja sobre la inflación. La noción de que un mayor desempleo reduce la inflación tiene sus escépticos, incluso en la Fed. "Todo lo que hay que hacer es recordar los años 70, cuando experimentamos alto desempleo e inflación, para darse cuenta de que un flojo crecimiento económico e inflación más baja no necesariamente van de la mano", dijo a principios de mes Charles Plosser, presidente del Banco de la Reserva Federal de Filadelfia.
De todos modos, la inflación cayó en EE.UU. luego de las recesiones de 1969-70, 1973-75 y 1980.
La Fed incrementó las tasas de interés cuando la inflación creció, y las recesiones resultantes bajaron la inflación. Pero debido a presiones políticas, ignorancia, o ambas cosas, la Fed no pudo tolerar un alto desempleo por mucho tiempo y rápidamente quitó el pie del freno monetario, y la inflación tocó fondo más arriba que cuando el ciclo empezó.
La lección, cree la Fed hoy, es que una vez que pase la actual crisis, rápidamente debe revertir los recortes en las tasas. Eso es más fácil de decir que de hacer. Algunos funcionarios de la Fed piensan que erraron al tardar tanto para revertir los recortes en las tasas de 2001-2003.
El presidente de la Reserva Federal de San Luis, William Poole, se convirtió en uno de las primeras personas que participaron en esa decisión que luego la repudiaron. Poole dijo en una conferencia el viernes que "con el beneficio del tiempo, no es difícil sostener que la (Fed) se demoró demasiado en elevar las tasas luego de haberlas bajado a 1% en 2003".
Greg Ip - "Wall Street Journal" - "La Nación" - Buenos Aires - 3-Mar-2008
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