martes, 27 de mayo de 2008

Sobre imaginación moral.

Tengo para mí -dice el sabio Critilo- que gran parte de nuestras dificultades para una convivencia armoniosa dependen de una imaginación deficiente o defectuosa. Casi podría decirse a veces, de una falta de imaginación.
Hago notar al maestro que una afirmación como ésa, entre el vulgo iletrado, podría provocar perplejidad. Además, fuera de contexto podría insinuar que la moral es simple asunto de racionalidad y principios.
El filósofo Hans Georg Gadamer, a quien Critilo tuvo el privilegio de escuchar, dijo más de una vez que la ética (la reflexión sobre la moral) empieza allí donde el Otro se me presenta como yo mismo.
La ética, agregaba, sólo existe en
- la comunicación,
- el diálogo y
- la libertad de elegir.


Cuando no hay interlocutores , por ejemplo,
- hablando de las generaciones futuras o
- éstos son indignos de la condición humana (como lo fueron los indios para el padre Sepúlveda, al disputar con Las Casas) o
- incapaces de comunicación (como fetos y embriones),


la única salvaguarda de la ética razonable y razonada es la imaginación. Gracias a ella
- se entiende lo que es diferente,
- se anticipa el diálogo imaginario y
- se respeta en los demás nuestra propia dignidad
.
Lo que necesitamos, por ende, es educar la imaginación moral.

Editorial - "El Mercurio" - Santiago de Chile - 27-May-2008

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