Ahora que el cambio climático está a punto de poner el precio del agua por las nubes -que es de dónde habitualmente baja-, a Galicia podría haberle llegado el momento de hacer negocio con su más abundante materia prima.
Si otros tienen oro negro, aquí vamos sobrados de otro oro igualmente líquido aunque incoloro para exportar. Oportunidades de beneficio no han de faltar a medida que la sequía avance por el mundo. Estos días, sin ir más lejos, la ciudad de Barcelona ha comenzado a abastecerse de agua por vía marítima mediante el uso de barcos-cisterna que, al modo de los superpetroleros, paliarán las deficiencias de suministro a la capital de Cataluña.
Los buques llamados a apagar la sed de los barceloneses proceden, por el momento, de los puertos de Tarragona y Marsella; pero nada impide considerar la posibilidad de que Galicia se incorpore a ese novedoso mercado del agua. Ciertamente, nuestra esquinada situación al otro extremo del mapa peninsular no nos favorece demasiado en el caso de Barcelona.
Ahora bien, si los pronósticos de los agoreros del calentamiento global se cumplen, nada cuesta pensar que el suministro de agua por vía marítima pueda generalizarse a otras ciudades más a mano. Y ahí se abriría un nicho de mercado para la futura flota aguadora de este reino.
Por desgracia, el agua no figura todavía en nuestro ya copioso capítulo de exportaciones junto a las toneladas de ropa, pescado, medicinas y piezas de automóvil con las que la etiqueta Made in Galicia llega a casi todos los mercados del mundo.
Lo curioso del asunto es que Galicia cuenta con una vieja tradición histórica en el comercio del agua. Gallegos eran en su mayoría los "aguadores" que ejercieron ese oficio hasta hace un par de siglos en Lisboa y Oporto, durante la poco conocida época de la emigración a Portugal. Tanto es así que nuestros vecinos portugueses identificaban la figura del "gallego" con la de cualquier porteador que acarrease el agua por las calles de sus principales ciudades.
Siglos después, la nueva y relativamente próspera Galicia bien podría estar en condiciones de retomar a escala industrial aquel antiguo comercio de orden artesano. Barcos para el transporte no faltan en este marinero país; y en lo tocante al agua, bastaría con explotar ordenadamente los inmensos recursos que ofrecen los mil ríos, los incontables manantiales y las corrientes subterráneas que tanto verdor y humedad proporcionan al antiguo reino de Breogán.
No es lo mismo, desde luego, tener un pozo de agua que uno de petróleo y acaso fuera esa la razón que años atrás llevó al entonces monarca Don Manuel a encargar una tanda de prospecciones petrolíferas en la costa gallega que infelizmente se saldaron sin éxito alguno. Quiere decirse que no podemos competir, ni de lejos, con las venturosas naciones poseedoras del precioso oro negro que ya se vende a más de 100 dólares el barril. Aun así, no es menos verdad que la progresiva escasez de agua en el planeta bien podría acrecer hasta niveles rentables el valor de mercado de la principal materia prima de Galicia. Por una vez, la ley de la oferta y la demanda parece jugar a nuestro favor en tanto que encarece una mercancía de la que tenemos para dar y tomar o, más exactamente, para embarcar y vender. Con ello contribuiríamos además los gallegos a solucionar las insolvencias de agua de otros reinos con más liquidez monetaria pero menos líquido potable.
Se acrecería la solidaridad entre los pueblos y las tierras de España y hasta pudiera ocurrir que se equilibrasen por fin las famosas balanzas fiscales que hacen de Galicia una tierra casi menesterosa.Si el Gobierno no para de vendernos aire con el AVE y otras obras que nunca llegan, justo es que los gallegos vendamos agua a quien la necesite. El caso es encontrar comprador, claro.
Anxel Vence - "Faro de Vigo" - Vigo - 14-May-2008
Llega a Barcelona el primer barco cargado de agua potable
El "Sichem Defender" ha arribado al puerto catalán cargado de 19.000 metros cúbicos para abastecer al área metropolitana
El puerto de Barcelona ha recibido esta mañana el primer barco cargado de agua potable, procedente de Tarragona, para abastecer a la zona metropolitana de la ciudad condal. Se trata de una de las primeras medidas adoptadas por la Generalitat para paliar la persistente sequía que vive Cataluña.
La llegada del barco cisterna es una de las medidas excepcionales que el departamento de Medio Ambiente de la administración autonómica ha adoptado para afrontar una sequía que, gracias a las intensas lluvias del pasado fin de semana, ha dejado de ser alarmante.
Técnicos de la empresa Aguas de Barcelona van a analizar, durante cuatro horas el agua del barco cisterna. Además, este envío sirve para comprobar el «correcto funcionamiento de la instalación». El jueves llegará un segundo barco con agua potable procedente de Marsella (Francia) y un tercero llegará el próximo 19 de mayo con agua prepotable también procedente de la localidad francesa.
El Sichem Defender ha arribado hoy cargado con unos 19.000 metros cúbicos de agua potable y permitirá aportar a la red de suministro 1,66 hectómetros cúbicos de agua al mes. Está previsto que dos barcos -el Sichem Defender y el Sichem Contester- realicen entre Tarragona y Barcelona un total de 35 trayectos mensuales, aportando en total 665.000 metros cúbicos.
Información - "La Voz de Galicia" - Santiago - 14-May-2008
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