martes, 10 de febrero de 2009

EE UU: la pistola, los cannoli y el rescate

"Deja la pistola, toma los cannoli" es una de esas gloriosas frases de la versión cinematográfica de "El Padrino", esa "Business School" para ejecutivos abrumados en la que se aprende por medio del lenguaje breve y corporal que la sangre es muy costosa y los negocios, negocios son.
Lo que Clemenza le dice a Rocco, después de una ejecución en el interior de un auto, muestra los dos caminos ante la crisis.
- Los "cannoli
", esa dulce delicia rellena siciliana, son una filosofía que impacta el paladar y la vida.
- La pistola, como todas las armas, es un recurso cruel, un verdugo, que impacta el curso de los negocios y establece, por amenaza, las reglas del juego.
En tiempos
- de crisis financiera,
- de debacle económica,
- de ansiedad laboral y
- de presiones para el rescate
vivimos entre la pistola y los "cannoli".
Wall Street hace tiempo que le apunta con una pistola a la cabeza del Gobierno.

La gran banca y la gran empresa no han sabido generar beneficios, se han metido en fantasías más cercanas al fraude que a los cuentos de hadas y han mordido la manzana de la bruja. En lugar de alimentarse se envenenaron.
Ahora están hambrientos de dinero público.Ese Gobierno al que la filosofía conservadora desprecia cuando le conviene, es al que recurren los propietarios de la pistola.
La administración Bush se despidió arrojando su dosis de miles de millones de los dólares de todos a unas instituciones que los hicieron desaparecer con la voracidad de una aspiradora ante el polvo. Sabemos que parte de ese dinero premió la ineptitud. El resto se volatilizó.

Estímulos
La diferencia entre un rescate y un estímulo es que, el primero es una reacción del Gobierno a las corporaciones que amenazan con el fin del mundo: despidos en masa, cierres empresariales, caos.
Con el segundo, el Gobierno ofrece un listado de fondos destinados a mover una economía estancada o en picado.

Muchos prefieren el rescate y mantenernos a todos los contribuyentes como rehenes, pero la nueva administración habla de estímulos y no quiere saber de amenazas.
Muchos siguen prefiriendo tragar dinero sin que les hagan preguntas; pero la responsabilidad, la ética y el buen gobierno requieren el control y un terreno de juego con reglas claras.
Hasta hace unas semanas, en la Casa Blanca y en amplios sectores del Congreso ser "pro business" significaba botar el dinero de todos y "hacer la vista gorda" o, como se dice en inglés: "mirar para otro lado".
Ahora se inicia un proceso de reconstrucción en el que la mezcla de dólares que se añada debe ser lo suficientemente justa para que el edificio no se derrumbe. Está en juego la salud económica y social del país.
Y hay que conseguirlo haciendo uso de la fuerza necesaria, nunca excesiva. El presidente Obama sabe que la sangre, al final, sale muy cara.
Que, evitando ejecuciones, el futuro pasa por abandonar la pistola y tomar los cannoli.

Alberto Avendaño - "Faro de Vigo" - Vigo - 10-Feb-2009

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