Los dos bandos enfrentados en el caso Eluana Englaro -desconectada de la alimentación asistida en una clínica de Udine- cometen el mismo error.
Porque, si dejamos los aspectos superficiales de la historia, y bajamos a su dramático fondo, es evidente que ninguno de los bandos está defendiendo la vida o la muerte digna, y que ambos se han enzarzado en una obscena pelea por ver quien administra los campos de poder moral que se van creando a medida que la ley o el pensamiento correcto van sustituyendo la conciencia y ética.
De una parte están el Vaticano, los católicos que creen más en el Papa que en Dios, y los que confunden el poder de la derecha con el interés de Italia, que, pretextando una defensa sin fisuras de la vida, pretenden imponerse a conciencias que tienen que sustituir -con raciocinio y amor- la voluntad de la enferma.
Y para eso se acogen, con artimañas de pillos, a la imposibilidad que tiene la ciencia de establecer con certeza absoluta la irreversibilidad del coma.
Y de otra parte están los que, adoptando una amplísima y confusa definición de eutanasia, que la convierte en el mito de una nueva dignidad que va a triunfar sobre la muerte, pretenden resolver con un solo e indiscutible principio la más grave y compleja casuística moral, sanitaria y jurídica a la que pueden enfrentarse los hombres. Y para eso pretenden convencernos de que toda la problemática de la vida puede ser reducida a una cuestión personal -de la madre que aborta o del adulto que decide morir- explicitada por ley.
Por eso estoy convencido de que, mientras el problema de Eluana es moralmente abordable, el problema de los que aspiran a dominar las conciencias desde el dogmatismo religioso o legal es irresoluble. Si este caso se le hubiese presentado a los santos médicos Cosme y Damián, en relación a la hija de una familia cristiana, aconsejados todos por un párroco de pueblo, la pobre Eluana moriría en paz, cumpliendo el designio de Dios y rodeada del amor de los suyos.
Y si se hubiese dado en Esparta, donde el sentido utilitario e inmanente de la vida refrendaba una moral distinta, ya habrían despachado el asunto hace mucho tiempo, con la misma tranquilidad con la que despeñaban a los inválidos en el monte Taigeto.
Pero ahora no funciona ningún código moral, porque, lejos de discutirse la dignidad de la muerte, solo se discute quién sustituye el poder de las conciencias que tienen que actuar por Eluana.
Y por eso pido a Dios que se le lleve pronto, que sienta caridad por su pobre padre, y que la libre de las garras de los políticos fundamentalistas y de los leguleyos de toga y de sotana.
Porque a donde no llegan la ética y la conciencia menos puede llegar la ley.
Xosé Luis Barreiro Rivas - "La Voz de Galicia" - Santiago de Compostela - 9-Feb-2009
Italia reabre el caso de la eutanasia con una mujer que lleva media vida en coma - EFE. 17.10.2007
Eluana Englaro, de 33 años, lleva en coma irreversible 15 años.
El padre de la joven considera el caso de su hija un ensañamiento terapéutico.
El Tribunal Supremo italiano decidió el martes que se tiene que repetir el proceso que negó poder suprimir la alimentación asistida que mantiene con vida a Eluana Englaro, de 33 años, y en coma irreversible desde hace 15, tal y como pide su padre.
Este tribunal aceptó el recurso del Beppino Englaro, que hace más de diez años que comenzó una batalla legal en la que pide que se deje morir su hija, ante lo que considera un ensañamiento terapéutico.
De esta manera, el Tribunal de Apelación de Milán, aunque una diferente sección a la que ya negó esta posibilidad, volverá a estudiar la petición del padre de Eluana.
En la sentencia, el Supremo ha establecido que la interrupción de la alimentación se puede autorizar sólo en presencia de dos circunstancias:
- "que se pruebe que se trata de un estado vegetativo irreversible y
- que se compruebe que Eluana, en el caso de poder elegir, habría preferido no continuar el tratamiento".
El Supremo reitera que si una de las dos circunstancias no subsiste, "el juez tendrá que negar la autorización ya que prevalecerá el derecho a la vida, independientemente del grado de salud, de autonomía, y de capacidad de decisión".
Novedades jurídicas
La sentencia reabre así el caso de Eluana e introduce novedades jurídicas sobre la posibilidad de concesión de la eutanasia en el país, pues hace dos años, el Supremo había negado el recurso de la familia Englaro.
El Supremo especificó que "actualmente hay una carencia legislativa que proporcione las indicaciones en casos de petición de suspensión de tratamientos médicos por parte de los tutores de personas en coma y sin esperanzas de mejoría".
Un trágico accidente de tráfico
El caso de Eluana Englaro, de 33 años, y en estado neuro-vegetativo irreversible desde que tuvo un accidente de tráfico en 1992, se compara en Italia al de la joven estadounidense Terry Schiavo, que falleció después de que un Tribunal decidiese que fuese desconectada la sonda alimenticia como pedía su marido.
"Desconectad las máquinas, dejad morir a mi hija, tened un poco de dignidad", ha repetido en estos años Beppino Englaro, que ha escrito a todas las autoridades italianas pidiendo que "cese la agonía" tanto para Eluana como para el resto de las personas que se encuentran en esta situación.
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