lunes, 23 de marzo de 2009

Bases morales de la economía

Dice el economista hindú Amartya Sen: "Hay quien está reclamando un "nuevo capitalismo", pero lo que de verdad hace falta es volver a recuperar las "viejas ideas" del capitalismo y conseguir un equilibrio entre el mercado y las Instituciones del Estado".

Al decir "viejas ideas" se refiere al padre de la economía liberal, Adam Smith, que hace ya 250 años insistió en que la economía de mercado no puede funcionar si la sociedad no desarrolla valores de aprecio y respeto por el bien común.
La sociedad en libertad que llamamos capitalismo es una combinación de diferentes instituciones:
- a) un gobierno sometido a la ley,
- b) una economía de mercado, y
- c) una amplia variedad de asociaciones y debate público libres.


Pero, según los filósofos Escoceses del s.XVIII, esas instituciones requieren además una combinación de determinados sentimientos y disposiciones morales.
- Sentimientos de amor y amistad en el círculo de las familias y vecinos.
- Sentimientos de altruismo hacia un círculo más amplio de la sociedad o nación en que uno ha nacido o vive, que afloran en la defensa
- de su identidad cultural,
- de su bienestar y prosperidad (lo que llamaban sentimientos de patriotismo o reciprocidad).
- Sentimientos también de benevolencia que inducen
- al respeto del bien común,
- aceptación de la ley y
- tolerancia de la diversidad.

Pues bien, este entramado de instituciones y disposiciones morales que llamamos capitalismo, pervive siempre en un equilibrio inestable y ese equilibrio hoy ha fallado. El diagnóstico es que han fallado los mercados, incapaces de auto regularse por los egoísmos individuales enfrentados y, en consecuencia, se reclama una mayor intervención del Estado. - El problema es que la barrera entre lo público y lo privado no es tan hermética como se pretende, y
- las burocracias públicas "salvadoras" no son estructuras impersonales que garantizan de forma cuasi mecánica el bien común.
Están compuestas por individuos libres, influenciados por las pasiones y demonios comunes al "mundo de la vida".
- La especulación de los inversores, tanto privados como de Fondos Soberanos,
- así como la avaricia de los intermediarios, está demostrada,
- pero también la incompetencia y la sospechosa connivencia de los gestores del Estado.

La crisis ha llegado por la actuación inadecuada, a veces fraudulenta,
- tanto de los agentes privados
- como de los gestores públicos hoy pretendidamente salvadores.
Si se hubiera dejado quebrar a Long Term Capital en 1.998 en EE.UU., tal vez Lehman Brother y muchos otros no hubieran hecho tantas imprudencias y hoy estarían sanos (ahora se está iniciando en España una similar intervención salvadora con algunas Cajas). Hay que recordar que no se ha colocado un solo ladrillo sin la correspondiente licencia pública de construcción, y que las instituciones semi-públicas o tuteladas son las más implicadas en la financiación inmobiliaria, como Fannie y Freddie (60% de todas las hipotecas en EE.UU.) y las Cajas de Ahorros (50% en España).


En definitiva, el libre y justo funcionamiento de la economía no está garantizado
- ni por los mercados
- ni por el Estado
- si no están vigentes los sentimientos morales de los que hablaba Adam Smith.
En una encuesta realizada en EE.UU. e Inglaterra se manifiesta que el 60% de los adultos no confían en sus conciudadanos, cuando en 1.960 esa cifra era del 30%. Entre nosotros no hacen falta demasiadas encuestas. Vamos
- sacrificando los valores, mientras hay quien todavía insiste en seguir imponiendo culturas ajenas,
- erosionando las tradiciones hasta desarraigar todo sentimiento de pertenencia y de cohesión social.
Está bien la regulación, pero sobre todo se necesita "la restauración de los valores morales".

PATXI ETXEBERRIA - Economista - "DEIA" - Bilbao - 23-Mar-2009

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