Ya se aproxima, sin importar lo que hagan los gobiernos; pero éstos pueden lograr que sea mejor o peor.
Nada recuerda más la miseria del desempleo masivo que las fotografías de la gran depresión. Puede verla en los rostros ojerosos de los hombres, en sus ropas raídas, en sus ojos. Su desesperación produjo un extremismo político que dejó una mancha en la sociedad; pero también le enseñó a las generaciones posteriores que la política pública cumple un rol importantísimo en mitigar el sufrimiento de aquellos que no pueden conseguir un trabajo.
Gracias a los planes de bienestar social y a los seguros de desempleo, muchos de los cuales tuvieron sus orígenes en esa desafortunada época, la cesantía ya no deja a las personas en la miseria, al menos en el mundo desarrollado.Ni siquiera los más pesimistas predicen que la crisis económica actual se aproximará a la severidad de la gran depresión, la que contrajo la economía estadounidense en más de una cuarta parte, y dejara cesante a una cuarta parte de la población en edad laboral. Pero puesto que el mundo se encuentra en su recesión más profunda desde la década de 1930 y el comercio global se está reduciendo a una velocidad jamás vista en 80 años, se vislumbra, sin embargo, la miseria del desempleo masivo y surge la interrogante que se planteó en la gran depresión: ¿qué deberían hacer los gobiernos?
Póngase a la cola
En el mundo desarrollado, la pérdida de empleo es más severa en Estados Unidos, que es donde empezó la recesión. Su flexible mercado laboral ha perdido 4,4 millones de empleos desde que empezó la contracción económica en diciembre de 2007, lo que incluye más de 600 mil en cada uno de los últimos tres meses. La tasa de desempleo subió a 8,1% en febrero, la más alta en un cuarto de siglo.Sin embargo, ya está claro que el desempleo golpeará fuerte no sólo en Estados Unidos y Gran Bretaña. La producción en Japón se está hundiendo más rápido que en otras economías ricas.En Europa la desocupación ha aumentado más rápido en lugares como España e Irlanda, donde el auge de la construcción se derrumbó, pero ha empezado a subir en otros lugares. Los índices de desempleo en varios países europeos son inferiores a los de Estados Unidos, pero eso puede ser porque sus mercados laborales más rígidos se ajustan en forma más lenta a la demanda decreciente.En el mundo emergente el patrón será diferente, pero el resultado será más doloroso.La política dicta que los gobiernos tienen que intervenir en forma enérgica para ayudar. Esto es en parte porque el capital ha tomado una porción tan grande de ganancias durante tantos años que es inevitable que el péndulo regrese y en parte porque, al haber entregado billones de dólares a los bancos, los políticos estarán bajo presión para que destinen enormes cantidades de dinero a empleos salvadores. Pero la ayuda no se puede medir en dólares solamente. Las políticas mal hechas pueden ser contraproducentes. Después de las recesiones de las décadas de 1970 y principios de 1980, los rígidos mercados laborales de Europa mantuvieron alto el desempleo por décadas.Los gobiernos están proporcionando una ayuda a corto plazo para los trabajadores. En Estados Unidos, el que tiene una de las redes de seguridad social más bajas del mundo rico, extender el seguro de desempleo fue, acertadamente, parte del reciente paquete de estímulo. Japón está entregando asistencia social a los trabajadores "no regulares", un grupo que ha sido ignorado por largo tiempo. No obstante, en general, tiene más sentido pagar a las empresas para que mantengan a la gente en sus trabajos que subvencionar el desempleo.
Muchos países están completando los salarios de los trabajadores en base a semanas más cortas o licencias obligadas.Éstas son medidas inteligentes, mientras tengan un límite de tiempo; porque, en el corto plazo, los gobiernos tienen que hacer todo lo posible para mantener la demanda. Pero la crisis del empleo, desafortunadamente, es poco probable que sea breve.
Aun cuando la recesión termine pronto (y hay pocas señales de que eso suceda),
- el fracaso de los activos y
- la excesiva obtención de préstamos que llevaron a ésta,
- probablemente van a ensombrecer la economía mundial por varios años más.
Un baile difícil
Durante los próximos años, los políticos tendrán que hacer un cambio radical en sus políticas; en el largo plazo, necesitan mercados laborales más flexibles. Esto significa
- abolir los programas de subsidio al empleo,
- acabando los privilegios de trabajadores protegidos y
- facilitando las cosas para que las empresas se reestructuren mediante el despido de personas.La verdad es que mientras más empleos pueden ser destruidos fácilmente, más empleos nuevos pueden ser creados rápidamente. Los programas actuales, que mantienen a la gente en empleos existentes, se convertirán en un lastre del gran ajuste que viene. Con el paso del tiempo, será necesario acabar con el gasto de mantener gente en empleos viejos, reemplazándolo por el gasto en capacitación para nuevos empleos. Los gobiernos tendrán que hacer un giro desde políticas enfocadas a sostener la demanda, hacia políticas para hacer sus mercados laborales más flexibles. Esto requerirá un sofisticado manejo político; pero los políticos tendrán que dar estos pasos, porque si fallan, ahogarán el crecimiento.Más allá de que los buenos gobiernos diseñen sus políticas, el desempleo subirá fuertemente por algún tiempo. En el mejor de los casos, asolará a miles por años. La tarea de los políticos es asegurar que no tengamos que hablar de miseria durante décadas.
The Economist - "El Mercurio" - Santiago de Chile - 13-Mar-2009
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