Barack Obama se ha enfrentado con los influyentes sindicatos de la enseñanza pública de Estados Unidos al plantear por primera vez las grandes directrices de su reforma educativa.
Más allá de la ortodoxia y las vacas sagradas de los aliados sindicales del Partido Demócrata, el presidente se ha declarado partidario de cuestiones como
- incentivos salariales para los mejores profesores,
- despedir a los maestros incompetentes y
- establecer estándares académicos muchos más estrictos y uniformes.
- Además de invertir mayores recursos en la primera y última fase de la educación de los estadounidenses.
Simbólicamente, Obama ha presentado las directrices de su reforma ante la Cámara de Comercio Hispana, minoría que acumula algunos de los problemas educativos más graves y frustrantes de Estados Unidos. Sin reparar en críticas hacia el sistema público de enseñanza, el presidente ha argumentado que el actual déficit educativo "resulta
- insostenible para nuestra economía,
- indefendible para nuestra democracia e
- inaceptable para nuestros niños".
En un alarde de triangulación, el presidente se ha situado por encima de "la trampa de los mismos debates trasnochados que han paralizado el progreso y han perpetuado nuestro declive educacional". Según los reproches de Obama a izquierda y derecha: "Demasiados de los aliados de mi partido se han resistido a la idea de recompensar la excelencia pedagógica con más sueldo, a pesar de su impacto positivo en las aulas. Demasiados en el Partido Republicano se han opuesto a nuevas inversiones en la educación temprana, a pesar de su importancia".
Aunque la enseñanza pública de Estados Unidos se encuentra fuertemente descentralizada, el nuevo gobierno federal tiene más oportunidades para instituir reformas. Sobre todo porque dentro del paquete de estímulo económico ya aprobado por el Congreso figuran el equivalente a 100.000 millones de dólares para educación que dan un mayor margen de maniobra al presidente Obama y su ministro Arne Duncan.
En este sentido, la agenda de la nueva Casa Blanca insiste en la unificación de criterios académicos entre los cincuenta Estados de la Unión. Según Obama, "el sistema de cincuenta niveles diferentes para determinar el éxito académico significa que niños en cuarto curso de primaria en Misisipi están 70 puntos por debajo en lectura en comparación a los mismos estudiantes en Wyoming, y además obtienen las mismas calificaciones".
Al mismo tiempo, Obama se ha declarado también partidario de estimular la experimentación en el sistema escolar público. Como por ejemplo ampliar el calendario lectivo en sintonía con otros países de Asia cuyos estudiantes obtienen sistemáticamente mejores resultados en exámenes estandarizados.
Sin olvidar tampoco la intransferible responsabilidad que tienen los padres con hijos en edad escolar. Según Obama -que lleva a sus dos hijas a uno de los colegios privados más exclusivos de Washington- "ninguna política gubernamental tendrá éxito a menos que asumamos nuestra responsabilidad como padres".
PEDRO RODRÍGUEZ - "ABC" - Madrid - 10-Mar-2009
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