Touriño y Quintana llorarán como niños el poder que no han sabido ejercer y defender como hombres.
Su derrota, que es
- absoluta en términos numéricos, e
- inconmensurable en términos políticos.
Y esto es así porque,
- por ser prematura, y
- por estar basada en una evidente incapacidad para entender el país y la política,
- se lleva por delante a una clase política que muere antes de madurar, y
- que ya no sirve para ofrecernos una alternativa seria frente al Partido Popular.
La victoria de Núñez Feijoo, por el contrario, es impresionante.
- Porque gana a la primera.
- Porque gana sin la cobertura paternalista de Fraga.
- Porque gana con brillantez en todas las provincias. Y
- porque echa por tierra la clásica visión que explicaba todas las victorias del PP sobre la base del caciquismo y del poder.
- Porque habían perdido la Xunta. Y
- porque habían sido desalojados de buena parte del poder local sobre la base de otras coaliciones que quemaron su confianza y su legitimidad en pequeñas trifulcas y chicos pleitos que el pueblo quiso castigar.
Por eso creo que la victoria obtenida ayer por Núñez Feijoo, aunque no marca la cima de escaños que obtuvo el PP, es el mayor triunfo obtenido en Galicia, porque es limpia, propia, inteligente e incontestable.
Pero si importante es la constatación de los hechos, más importante puede ser el saber por qué pasó lo que pasó. Y muy mal lo haríamos todos, y peor aún los derrotados, si fuésemos indulgentes en la crítica.
Porque esta derrota tan grande solo se puede explicar porque lo hicieron todo mal, y porque defraudaron en todo las expectativas creadas hace casi cuatro años.
Ganaron para hacer un cambio y no lo hicieron.
Ganaron para recuperar la política y solo hablaron de autovías y asfalto.
Ganaron para superar los modos de Fraga y solo supieron imitar todos sus defectos y ninguna de sus virtudes.
Y fueron, sobre todo, prepotentes, distantes, tecnocráticos esencialmente fatuos.
Por eso el pueblo les pasa factura.
Porque, en vez de demostrar la excelencia de los cuadros de la izquierda y las ventajas de la intelectualización de la política, han demostrado que nadie hace mejor política que el PP, y que -¡quién nos lo iba a decir!- la izquierda está mucho más lejos del pueblo que la derecha.
Pero lo peor de todo es el fracaso -para los próximos 20 años- de la necesaria coalición entre el PSOE y el BNG.
Porque, después de dar un espectáculo lamentable durante toda la legislatura, decidieron suicidarse colgándose de la absurda campaña presidencialista urdida en torno al gran perdedor de estas elecciones.
Y esta es la explicación de por qué, 28 años después, el Amazonas volvió a cambiar su curso, otra vez, a manos del Partido Popular.
Xosé luis Barreiro Rivas - "La Voz de Galicia" - Santiago de Compostela - 2-Mar-2009
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