Robos con intimidación y con fuerza, hurtos, fraudes y estafas son los delitos que más aumentarán.
El 28 de septiembre del pasado año ABC publicaba el siguiente titular: «Las Fuerzas de Seguridad alertan de que la crisis disparará los delitos contra la propiedad».
El pasado martes, en el Congreso, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, informaba de que en efecto en 2008 los delitos contra el patrimonio habían aumentado levemente respecto al año anterior
(un 0,1), hasta alcanzar una tasa de 16,9 casos por cada mil habitantes. Y la tendencia es aún más evidente en el caso de los robos con fuerza en viviendas, que subieron casi 4 puntos.
Si eso era hace seis meses, las Fuerzas de Seguridad prevén ahora un «notable» aumento de la criminalidad a partir del segundo semestre de este año, cuando las consecuencias sociales de la crisis económica sean aún más visibles. Se trataría, en buena medida, de un crecimiento de la pequeña delincuencia -robos con fuerza e intimidación, hurtos, estafas...-, ya que la criminalidad organizada actúa independientemente de estos factores.
Por ello, sin que en ningún caso se pueda dar por buena la absurda ecuación de que un parado es un delincuente en potencia, no deja de ser cierto también que históricamente situaciones como las que atraviesa nuestro país han llevado aparejado un aumento de la inseguridad ciudadana.
A partir de junio, muchas de las personas que se han quedado en paro a finales de 2008 y principios de 2009 dejarán de percibir el subsidio de desempleo. Desde ese momento, según el análisis de los expertos, el riesgo de los afectados en caer en la marginación aumentará de forma exponencial, de manera especial entre el colectivo de inmigrantes, los menos protegidos por las redes sociales. Y esa marginalidad es el caldo de cultivo perfecto para la delincuencia.
«Mayor tensión»
Ya el 28 de junio del pasado año, durante su intervención en un seminario sobre «la nueva concepción de la seguridad en la sociedad actual», el director general de la Policía y la Guardia Civil, Francisco Velázquez, afirmaba que
- tanto la crisis económica
- como la presión migratoria
- pueden producir problemas de inseguridad a los que hay que dar respuesta:
«En una situación de crisis económica (...) debemos tener una mayor tensión para que no se disparen las tasas» de criminalidad.
Ya en los primeros meses de este año se ha comenzado a detectar esta tendencia en la delincuencia, según altos mandos policiales y de la Guardia Civil consultados por ABC. Se trata, como ya se preveía, de aumentos que afectan sobre todo a hurtos, robos en automóviles y con intimidación, estafas, etcétera, y no tanto a la actuación de bandas o delincuentes habituales, que se mantienen en estos meses estables e incluso en algunas zonas, como Madrid, con cierta tendencia a la baja, en buena medida por la eficacia de las Fuerzas de Seguridad.
En este sentido, es curioso destacar la caída en picado de los robos en las obras, consecuencia de la crisis económica, ya que apenas hay nueva construcción. Esta modalidad delictiva, protagonizada por bandas, afectaba muy especialmente a las comunidades autónomas con gran desarrollo urbanístico. También han bajado mucho los robos de cable por la caída del precio del cobre.
Con jeringuilla
El juez Ventura Pérez Mariño, en un artículo publicado en «La Voz de Galicia» el pasado domingo, relataba cómo en el partido judicial de Vigo, en el que desempeña su labor, la crisis había modificado cualitativa y cuantitativamente la delincuencia:
- «Se ha producido (en los últimos siete días) un aumento inusitado de los robos en los que se amenaza con una jeringuilla presuntamente portadora de sida;
- al tiempo que se han disparado en el mismo período los robos enseñando cuchillo. (...)
- También ha crecido el número de hurtos al descuido, fundamentalmente en las aglomeraciones;
- denotándose asimismo el aumento de los robos con fuerza.
Así en los últimos tiempos se producen múltiples robos en los coches, a los que se desvalija de todo de lo que de presumible valor salta a la vista. Delitos que nos vuelven al pasado cuando proliferaban mercados de radiocasetes robados. Y también llaman la atención las características de los delincuentes, aparentemente primarios.
Parece que asistimos a una nueva generación de infractores:
- ya no sólo los toxicómanos, auténtica fuente de delincuentes,
- sino también los consumidores esporádicos,
siempre escasos de dinero; los jóvenes a los que sus padres podían, y ya no pueden, habilitar con 20 euros de vez en vez o que han perdido sus trabajos esporádicos y algunos desesperados en paro».
El diagnóstico del magistrado, por tanto, coincide punto por punto con el de los responsables de las Fuerzas de Seguridad consultados por ABC. «Se han recuperado modalidades delictivas que teníamos olvidadas desde hace muchos años, cada vez hay más delincuentes primerizos, sin apenas experiencia, que no quieren hacer daño a las víctimas aunque empleen una mayor intimidación», afirman.
Y sobre la respuesta policial más adecuada, sostienen que para combatir esa criminalidad es absolutamente necesaria la presencia de más policías y guardias civiles en la calle, «porque en este tipo de delincuencia la visualización es un elemento básico de disuasión».
Diagnóstico de la situación
Han aumentado los delincuentes primarios, que emplean una gran intimidación pero que difícilmente causarán daños a las víctimas
Paradójicamente, la situación económica ha provocado una caída en picado de algunos delitos, como los robos en obras y los de cable de cobre
Según mandos policiales y de la Guardia Civil, se han recuperado modalidades delictivas que estaban olvidadas desde hace años
No hay cambios en la criminalidad organizada, que se mueve por circunstancias muy diferentes a las de la coyuntura económica
PABLO MUÑOZ - "ABC" - Madrid - 22-Mar-2009
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