Aunque sea con notables variantes, se repite ahora el error de Irak, donde el Ejército español convirtió en retirada desordenada lo que pudo ser una autocrítica profunda sobre los modelos de intervención. Y no tengo ninguna duda de que en el cuartel general de la OTAN también meterán en este saco de espantadas a la española la grave equivocación que cometió el general Díaz de Villegas al dimitir abruptamente de la jefatura de una misión -la Monuc- que nunca debiera haber aceptado. Por eso España ha dejado de ser fiable en las operaciones internacionales, mucho más que si, como debiera haber sucedido, no nos hubiésemos sumado jamás a estas discutibles misiones que desbordan la operatividad de nuestras Fuerzas Armadas.
En términos de política interna tampoco es normal que estas retiradas se hagan de forma repentina y huérfana de explicaciones, dando por cumplida la misión, y sin hacer ninguna autocrítica sobre el berenjenal en el que nos metió el imperialismo aznarista.
Porque la grosera idea de que España tenía que ser visible en todos los conflictos internacionales no tiene su origen en un deseo de contribuir solidariamente a la construcción de la paz, sino en la peregrina obsesión de salir del «rincón de la historia», y adelantar por la derecha a la «vieja Europa», que nos llevó a protagonizar el trío de las Azores.
Aunque el dúo Zapatero-Bono se fue de Irak para cumplir una estúpida promesa electoral, es evidente que el Gobierno socialista siguió preso del discurso militarista iniciado por la derecha, y que, lejos de convertir aquella retirada en una crítica general del militarismo atlantista, trató de hacerse perdonar su decisión aumentando nuestra presencia en
- la inviable guerra de Afganistán,
- la más que dudosa sustitución del ejército judío en las fronteras del Líbano -para dejarle tiempo y efectivos para masacrar Gaza-, y
- la escalada de Kosovo, adonde la OTAN fue, como siempre,
- a darle forma humanitaria al militarismo invasor de Bush,
- al desmembramiento criminal de Serbia y
- a la creación de un Estado mafioso que sirve de portaviones de la OTAN en la zona de influencia rusa.
- ¿Qué pasa?
- ¿Que no sabíamos nada de eso?
- ¿Que nos estamos enterando ahora de que Bush quiso hacer política y dinero por medio de la guerra y que España se fue al frente con "galones de cabo furriel"?
Todo esto necesita crítica, dolor de corazón y propósito de la enmienda. Pero el error de un ataque nunca justifica una mala retirada.
Xosé Luis Barreiro Rivas - "La Voz de Galicia" - Santiago de Compostela - 21-Mar-2009
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