jueves, 23 de agosto de 2007

Cómo abordar una población mundial decreciente

Inquietud por un aumento explosivo en la cantidad de habitantes en el orbe ha sido reemplazada por temor a una declinación.
Se espera que la población global alcance un nivel máximo en torno a 10 billones (ahora es 6,5billones) para mediados de siglo

La población de insectos en una cápsula de Petri aumenta habitualmente en una curva en forma de S. Al principio, la línea es plana porque la colonia apenas está creciendo. Luego, la pendiente sube en forma más escarpada a medida que las bacterias proliferan hasta que llega a un punto de inflexión. Después de eso, la curva se aplana cuando la colonia deja de crecer.El apiñamiento y la escasez de recursos restringen las poblaciones de insectos.En tanto, los motivos para el crecimiento de la población humana pueden ser diferentes, pero el patrón puede ser sorprendentemente similar.Durante miles de años, la cantidad de personas en el mundo fue aumentando lentamente. Luego hubo un incremento repentino durante la revolución industrial, que produjo, entre 1900 y 2000, una casi cuadruplicación de la población mundial.Las cifras aún siguen subiendo, pero hace poco -es imposible saber exactamente cuándo- al parecer se llegó a un punto de inflexión.El índice de aumento poblacional empezó a aflojar el paso. En cada vez más países, las mujeres empezaron a tener menos hijos que la cantidad que se necesita para mantener la estabilidad de las poblaciones.Cuatro de cada nueve personas ya vive en países en los cuales la tasa de fecundidad ha caído bajo la tasa de reemplazo.El año pasado, Naciones Unidas señaló que pensaba que la fecundidad promedio del mundo bajaría más allá del nivel de reemplazo para 2025.Los demógrafos esperan que la población global alcance un nivel máximo en torno a los 10 billones (ahora es de 6,5 billones) para mediados de siglo.A medida que han cambiado las predicciones poblacionales en los últimos años, también lo han hecho las actitudes.El pánico por las restricciones de recursos que prevaleció en las décadas de 1970 y 1980, cuando la población estaba creciendo por la parte escarpada de la curva en S, ha dado paso a una nueva preocupación: que es probable que la cantidad de personas en el mundo empiece a decrecer.Los bits de reducciónAlgunos consideran esto como un motivo para celebrar, sobre la base de que hay obviamente demasiadas personas en el planeta. ¿Pero demasiadas para qué? No parece existir tanto el peligro de una catástrofe maltusiana. La humanidad se apropia más o menos de una cuarta parte de lo que se conoce como la producción primaria neta de la Tierra (tejido vegetal creado por fotosíntesis); muchísimo, pero difícilmente próximo al punto de agotamiento.El precio de las materias primas refleja su insuficiencia y, a pesar de las recientes alzas, los precios de los commodities bajaron abruptamente en términos reales durante el siglo pasado.De acuerdo a esa medida, las materias primas se han vuelto más abundantes, no más escasas. Sin duda, el impacto que las personas tienen sobre el clima es un problema; pero la solución está en consumir menos combustibles fósiles, no en manipular los niveles de población.Ni tampoco el problema opuesto -esto es, que la población caerá tan rápidamente o hasta tal punto que la civilización se verá amenazada- parece un peligro real. Las proyecciones indican un aplanamiento y posteriormente una leve declinación en el futuro previsible.Si la población mundial no parece crecer o reducirse a niveles inmanejables, ¿los gobiernos seguramente pueden observar su progreso con ecuanimidad?No completamente. Hacer un ajuste a la baja presenta problemas, como los que ya están enfrentando tres áreas del mundo:
-Europa Central y Oriental, de Alemania a Rusia;
-el norte del Mediterráneo, y
-partes del este de Asia, lo que incluye Japón y Corea del Sur.Piense en veintiañeros como una sola fuerza laboral, y con la mejor educación que existe.En Japón, esa fuerza laboral se reducirá en una quinta parte en la próxima década; una pérdida considerable de conocimiento y especialización.En el otro extremo del espectro etario, los sistemas de pensiones del Estado enfrentan dificultades ahora, cuando hay cuatro personas en edad laboral por cada jubilada. Para 2030, Japón e Italia tendrán sólo dos por jubilado; para 2050, la proporción será de tres a dos.Una población que se reduce -que envejece- presenta problemas en otras formas increíbles. El ejército ruso, por ejemplo, ha tenido que estrechar la conscripción porque no hay jóvenes suficientes. En Japón, las áreas rurales han soportado el peso de la declinación poblacional, la que es tan nefasta que incluso una aldea quiere darse por vencida y convertirse en un basurero de desechos industriales.Los estados no deberían involucrarse en el negocio de hacer que la gente tenga bebés.Si las mujeres deciden pasar entre los 20 y los 30 años haciendo otras actividades distintas a la crianza de hijos y gastar su dinero en carteras en vez de pañales, es algo que incumbe a ellas. Pero la transición a una población más baja puede ser difícil, y corresponde a los gobiernos moderarla. Afortunadamente, hay numerosas formas para emprender esto, la mayoría de las cuales involucra cambios sociales deseables en sí.La mejor forma de moderar la transición hacia una población más pequeña sería estimulando a las personas a que trabajen por más tiempo y retirando las barreras que les impiden hacerlo.Edad para pensionarseHay que subir la edad para pensionarse y tiene que desaparecer la edad obligatoria para la jubilación. Esto es malo no sólo para la sociedad, la que tiene que pagar las pensiones de personas perfectamente capaces que han tenido que jubilar, sino también para las empresas, a las que le iría mejor si utilizaran el rendimiento, más bien que la edad, como criterio para emplear personas.Igualmente se deberían reemplazar las estructuras salariales rígidas en las que el sueldo sube con la antigüedad (como en Japón) por otras más flexibles.Una mayor inmigración mitigaría la escasez de mano de obra, aunque no detendría el envejecimiento de las sociedades, porque las cantidades que se necesitarían serían enormes.Las políticas para estimular a las mujeres en los lugares de trabajo, a través de mejores cláusulas para el cuidado de los hijos y la licencia para los padres, también pueden contribuir a rectificar el equilibrio entre trabajadores y jubilados. Algunas de esas medidas podrían tener un interesante efecto secundario.Estados Unidos y Europa noroccidental ya enfrentaron una declinación demográfica, pero están creciendo de nuevo, y no sólo debido a la inmigración.Gran parte de los cambios no tuvieron nada que ver con la política poblacional. Se llevaron a cabo para lograr que los mercados laborales fueran más eficientes o para fomentar la igualdad de sexos.Pero tuvieron el efecto de aumentar la fecundidad.A medida que las sociedades tradicionales se modernizan, la fecundidad baja.En las sociedades tradicionales con economías modernas -Japón e Italia, por ejemplo- es donde más cae la fecundidad.Y, en comparación, en las sociedades que logran que la crianza y el trabajo sean compatibles, las mujeres tienden a hacer ambas cosas.

La receta de Quebec para un clúster exitoso - EDUARDO MORAGA
En un pequeño pueblo canadiense se reúnen 35 empresas, universidades y organismos de gobierno para desarrollar biotecnología para el sector. Una experiencia que Chile podría aplicar para aumentar la competitividad de sus exportaciones

Hasta hace un par de años parecía algo lejano para Chile. Instalar un parque tecnológico era una alternativa que sólo podían tener los países desarrollados. Sin embargo, la idea de establecer clústers, como también son conocidos, en Chile hoy se abre paso. Especialmente en el sector agropecuario.Para agricultores, industriales y universidades, embalados en el "Chile, potencia alimentaria", crear polos empresariales y de investigación es un paso natural para dar valor agregado a las exportaciones."Hay que unir fuerte al sector privado con las universidades. Hay mercados de miles de millones de pesos que podemos conquistar. Lo positivo es que nuestro país tiene un potencial en rubros agropecuarios. Además, en el último tiempo se dieron pasos importantes para el trabajo conjunto, gracias al lanzamiento de los consorcios de investigación", afirma Martín Zilic, director saliente del Centro de Biotecnología de la Universidad de Concepción.-La posibilidad de diseñar genéticamente una manzana con mayor contenido de vitamina C,
-generar una industria procesadora de antioxidantes a partir de arándanos, o
-descubrir tramientos para eliminar la falsa arañita de la vid,
son algunas de las metas abordables por un clúster biotecnológico agropecuario.Aunque hay varias experiencias en Europa y Norteamérica, el modelo que presenta más atractivos para el sector agropecuario se encuentra en el pueblo de Saint–Hyacinthe, en Quebec, la provincia francófona de Canadá. De hecho, Mario de Tilly, su gerente general, recientemente viajó a Chile, invitado por la consultora VOZ International, para reunirse con representantes sectoriales para dar a conocer la receta del primer clúster del mundo dedicado específicamente al sector agropecuario.Corazón agrícolaCreado en 1993, el Saint–Hyacinthe Technopole reúne a 35 empresas, desde gigantes de la industria del cerdo como Olymel, con más de 2 mil trabajadores, hasta pymes dedicadas al desarrollo de vacunas veterinarias.Guardando las proporciones, Saint–Hyacinthe es algo así como el Santa Cruz canadiense. Una ciudad de pequeño tamaño instalada en medio del corazón productor de hortalizas, frutas y carnes blancas del país.Preocupado por la pérdida de competitividad de las industrias canadienses, provocada por la barata mano de obra china, el gobierno federal y el quebequense decidieron, a mediados de los noventa, inyectar tecnología a sus empresas. En el caso del agro, la opción fue desarrollar un clúster de biotecnología agropecuaria en Saint–Hyacinthe.Aunque hoy es reconocido en el mundo como un modelo de gestión exitoso y pilar del desarrollo agroexportador canadiense, la experiencia del clúster no estuvo exenta de problemas. El secreto de los quebequenses es que dieron con la receta del éxito.Superar desconfianzasMario de Tilly señala que para que un proyecto sea exitoso se debe respetar un principio básico. Los clúster se construyen a partir de un rubro económico ya consolidado.Es necesaria la existencia de actores en toda la cadena productiva, desde el agricultor que está en la chacra, hasta el investigador en la universidad, pasando por proveedores y agencias de gobierno. En palabras simples, Chile tiene que enfocarse en biotecnología para rubros más desarrollados, como por ejemplo, las frutas, salmones o carnes blancas.Luego viene, según De Tilly, la tarea más compleja. "Si tuviera que darle un solo consejo al gobierno chileno es que invierta el máximo de recursos en crear redes personales entre empresarios e investigadores. Mi experiencia es que eso es lo más difícil de lograr. La razón es que, generalmente, la gente en las universidades desconfía de los empresarios y viceversa.
De hecho, mi principal labor es organizar desayunos, cenas y foros para que cada uno conozca las demandas de la otra parte. Cuando se logra generar confianza entre los actores, el éxito está a la mano", afirma De Tilly.Para el ejecutivo, el empujón final para el triunfo de un clúster agropecuario está dado por los incentivos financieros para los nuevos proyectos y el marco jurídico en que se mueven los actores.En el primer caso, el Estado tiene un papel innovador que cumplir. Debido a la presión internacional para la caída de los subsidios, la herramienta más útil es entregar beneficios impositivos. En el caso de Saint–Hyacinthe, las empresas pueden acceder a un 40% de descuento en los impuestos a los sueldos y a un monto similar en los de bienes raíces y de compra y arriendo de equipos.El círculo se completa con la existencia de gestores de capital de riesgo. Se requiere de personas o fondos de inversión dispuestos a colocar dinero en proyectos innovadores, bajo circunstancias que un banco no lo haría.Finalmente, se necesita un marco estable de obligaciones y pautas para las relaciones de las empresas con los investigadores y para el lanzamiento de nuevas empresas. Para ello es fundamental un marco jurídico y reglamentario claro, sencillo y eficiente. La idea es tener un esquema rápido para solucionar cualquier desacuerdo.

The Economist - "El Mercurio" - Santiago del Chile - 30-Jul-2007

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