jueves, 23 de agosto de 2007

Palabras Xmo. Aniversario zarpada Paisa Sampietro


Querido Paisa,
Hacen hoy, 10 largos años desde aquel momento en que picando los cabos, sin práctico ni remolcadores, como era tu costumbre y tocando tres largas pitadas de despedida, zarpaste con tu característica sonrisa, proa a la reclamada paz que la mar celestial te brindaría.
Elegiste para ello la náutica "hora de la meridiana", instante único y maravilloso del día en que el Sol se detiene, culminando su ascenso diario, para luego declinar hasta perderse en el poniente.

Tú, como él, sentiste culminada tu arrolladora, polifacética e imbricada existencia, digna de una narración épica, y negándote a quedar oculto tras el horizonte, partiste a toda máquina hacia el balsámico fondeadero de la eternidad, dejando a tu popa una estela de dolor y frustración que envolvió a todos los que te querían, admiraban y sobretodo necesitaban.
Plagiando al poeta, por entonces soneteaba con bronca

¿A donde vas Amigo?¿A cuántos rumbos
partiendo de tu puerto navegaste?
¿Cuantas veces de popa hasta el codaste
pasaste por las olas dando tumbos?

Ya arriaste los cabos, ya en el cielo
te espera el que siempre te esperaba
el que siempre a tu lado se sentaba
y pasaba sus manos por tu pelo

Terminó tu guardia, todo un arte
en el duro trajín de nuestra vida
y mandato en todas las marinas

cuando llegues y te pida el parte
enséñale tu alma malherida
y pídele que te quite las espinas

Pero, deseo que sepas, amigo mío, que no lo has logrado, no te has ido, porque tu espíritu noble, solidario, aventurero y alegre ha quedado como las "babas del Diablo" enredado para siempre en las descolchadas jarcias de nuestras almas

Querido Paisa, en muchos momentos de nuestra náutica vida te sentimos junto a nosotros, al igual que el compañero ausente del "botón de ancla", capeando, cazando, arriando, maldiciendo y festejando.

No te has ido y sigues presente, cuando melancólicamente recordamos algunas de tus increíbles y risueñas anécdotas que coronaron tu personalidad, como aquella en la que patroneando en regata un grumete en el Río Santiago, para ceñir a tus rivales contra la boya, te recostaste sobre la proa de un mercante amarrado al astillero y con el tope del palo te llevaste de paseo a un pobre gallego que gritaba y gesticulaba aferrado con pies y manos al palo, a la guindola, al tarro y al pincel.

O aquella vez que dando instrucción marinera en la cubierta de botes del viejo Madryn, fondeado en rada La Plata, ensimismado en tus explicaciones y gesticulaciones fuiste retrocediendo, olvidando que no estaban ni la falúa ni la barandilla. Cuando te diste cuenta estabas en el aire cayendo al agua en una pose impropia de tu prosapia, y rápidamente para no perder la imagen ante tus bisoños hiciste un perfecto mortal atrás entrando al agua con el mejor puntaje olímpico. El inolvidable contramaestre del Fortuna, Suboficial Agramón, que sabía las que calzabas, te esperaba en popa con un cabo y salvavidas para sacarte del agua.

O cuando con el Fortuna barajabas la costa bonaerense, al través de San Bernardo mandaste el bote neumático a tierra para que la tripulación almorzase con pan fresco y tuviese facturas para la hora del mate.

O cuando finalizando marea en el Golfo, siguiendo el protocolo de las despedidas, arrumbado a Cabo Blanco recibía los saludos para ti de tus capitanes amigos que supieron disfrutar de tu alegre y sana compañía en los puertos patagónicos: Clemente, Paty, Toñito, Alfonso, Calisano, el vasco Mikel y tantos otros, sólo faltaban los Robredos, Aristizabal y Loayza. Ni tú sabías la simpatía que dejabas a tu paso, amigo mío.

Y fluyen como tromba del pañol de la memoria, montones de ellas que te pintan de cuerpo entero. Bien sentenció un querido contertulio, luego de una ronda de tus anécdotas: " Si el Paisa no hubiese nacido, hubiésemos tenido que inventarlo”.

Así eras amigo, para deleite de estar contigo y disfrute de estar vivos.

No te has ido, pues has legado tu impronta en cada uno de tus hijos. Mariana, tu Negrita, devenida hoy en una madonna florentina, ha heredado tu tenacidad y tu empecinamiento para lograr las metas que en la vida lógicamente se propone.
Manolo, excelente abogado, tiene tu pasión por la náutica, es duro, abnegado, buen timonel, camarada y sobre todo una gran persona, querido y respetados por todos. Estate orgulloso de él pues el lombardo pendón de los Sampietro de Vilaguardia lo mantiene sobrado al tope con honores.

Y por fin, Nacho, tu clon, su legado fue tu vena poética que la está profesionalizando en Madrid en los exigentes claustros Complutenses. Paisa, tendrás un hijo filólogo de la lengua, que imagino para su tesis de nada le servirá el cuaderno de poesías gauchescas que escribiste en el campo, con los cuales tanto nos divertíamos y que socarronamente alguna vez lo bautizaste el "Martín Hierro", y lo firmaste José Fernández.

Como puedes ver querido amigo, tu que eras un trasgresor nato, no has podido vulnerar las inexpugnables leyes de la genética, y bajo las cuales se nos ha abierto un impensado capítulo de nuestras vidas que fuimos incapaces de concebir, imaginar y ponderar, la nueva etapa del ser Abuelos, la que lamentablemente no puedes disfrutar.

Porque querido Paisa, tu familia con heridas, lágrimas, labios mordidos y puños apretados continuó y le puso proa a la adversidad y tus hijos salieron victoriosos de esta lamentable y dura prueba, estudiando, trabajando y madurando para formar sus hermosas familias y con ellas llegaron Felipe, Sofía y próxima está Camilla.
Por todo esto es que no te has ido, y estos pequeños retoños de tu tronco recibieron y exhibirán orgullosos alguna de las cualidades que tanto te distinguieron.

Tu desaparición extemporánea, injusta, traumática y dolorosa ocultó tu imagen en la rastrera niebla de las pasiones. Pero, la sabia y bonancible brisa del tiempo despejó el horizonte, se acallaron los repiques de campanas, cesaron las tétricas pitadas y en la transparente oscuridad de los recuerdos reapareciste destellando como un faro, con una blanca, potente y límpida luz, que iluminó los sinceros sentimientos de quienes valoran, aprecian y recuerdan con cariño tu noble y generosa personalidad.

Por ello, está grabado tu nombre en nuestros corazones, único cenotafio capaz de albergar al amigo, a quien en la retreta de los sueños recordamos, acunado por el emotivo toque de silencio de las atlánticas rompientes y del ululante Pampero.

Como colofón de este cariñoso y justo homenaje te despediré con el informal, sentido pero sincero réquiem con el que los pescadores vascos pedían en Saint Pierre, por el alma del compañero perdido en las heladas aguas de los bancos de Terranova:

Tú que dispones de la tierra y la mar,
Tu que haces la calma y la tempestad,
ten de nuestro compañero y amigo, piedad
Piedad Señor,..... Señor Piedad
Querido Paisa, inolvidable compañero y amigo,
hemos pedido a Dios que te tenga en su Santa Gloria
y que allí nos reencontremos....
pero ...... cuanto más tarde mejor

Amén
Run Pozzi - Centro Naval Olivos - 9-Jun-2007-1730 LT

No hay comentarios: