Entrevista a JOHN BRUTON Embajador de la Unión Europea en Estados Unidos y ex primer ministro de Irlanda.
Economista, político y ahora diplomático, John Bruton es uno de los arquitectos del milagro económico irlandés de los años noventa y un defensor apasionado de la integración europea.
Durante su mandato como Taoiseach (primer ministro), entre 1994 y 1997, la economía de Irlanda creció un promedio anual del 8,7%, llegando a alcanzar un ritmo del 11,1% en 1997. Lejos quedan aquellos días de gloria. La explosión de la burbuja inmobiliaria y la crisis internacional han dejado agotado al tigre celta, que ha entrado en recesión.
Miembro del partido centrista Fine Gael, Bruton, de 61 años, participó en la redacción del proyecto de Constitución Europea y estuvo involucrado en el proceso de paz de Irlanda del Norte, que culminó en 1998 con la firma del Acuerdo del Viernes Santo. Desde 2004 es embajador de la UE en Washington. Con motivo de una visita a España, invitado por la Fundación Rafael del Pino, Bruton conversó con EL PAÍS sobre la crisis internacional y el futuro de Irlanda.
- ¿Cómo vamos a salir del agujero?
La fricción que se produce al tratar de reequilibrar la situación va a hacer bastante daño en muchos países, no sólo en Estados Unidos. La normalización puede llevar unos cuantos años. Siempre existe el peligro de que las soluciones que se intenten aplicar acaben tratando los síntomas en lugar de las causas de fondo. Por ejemplo, las medidas que se adoptan para estimular el consumo, cuando el problema de fondo es el excesivo consumo.
- ¿Va a salvar al mundo el plan de Gordon Brown?
Creo que el plan de Gordon Brown abarca todas las dimensiones del problema:
- la confianza en el sistema,
- la confianza de los depositantes,
- la falta de capital de los bancos,
- la mejora de la regulación de los comportamientos futuros...
... Es un plan amplísimo, pero sólo en lo que se refiere a los problemas del sector financiero. Los problemas del sector financiero tienen su origen en problemas de la economía real, y los problemas de la economía real tardarán más tiempo en resolverse.
- ¿Y qué se puede hacer para resolverlos?
Debemos promover las inversiones productivas y desincentivar las improductivas. Por ejemplo: no es especialmente productivo construir más casas y más grandes, que en el futuro necesitarán más energía para enfriarse o calentarse. Sería mejor invertir ese dinero en reducir la dependencia energética o en mejorar la capacidad productiva mediante la investigación y el desarrollo. Es muy importante que haya una reorientación de la economía y de las inversiones no sólo de las familias, sino también de las empresas.
- ¿Cómo ha podido deteriorarse tanto la situación?
Las tecnologías de la información han hecho mucho más rápido el acceso a la información, y ello ha llevado a una toma de decisiones mucho más rápida por parte de las empresas. En ocasiones, la velocidad con la que se han tomado esas decisiones ha superado la capacidad de la gente para pensar bien lo que estaban haciendo.
Los bancos han buscado aumentar su base de clientes y mejorar sus resultados trimestrales a toda costa, sabiendo que estaban bajo presión de los clientes, de sus accionistas y de su Consejo de Administración. En fin, que las empresas han puesto el énfasis en los resultados a corto plazo en lugar de sus intereses a largo plazo y de los de la economía en general.
Deberían cambiarse las estructuras de incentivos, no sólo en el sector financiero, sino en todos lados, para
- recompensar a la gente por tomar decisiones que mejoren la sostenibilidad a largo plazo,
- no recompensar sólo los resultados financieros a corto plazo.
Y ello va a necesitar de un cambio cultural en el mundo de los negocios, junto a los cambios regulatorios.
- ¿Qué le parece la idea de una cumbre para reconstruir las finanzas mundiales?
Hace falta reequilibrar la representación en el Fondo Monetario Internacional y mejorar sus recursos. A menos que los países estén dispuestos a poner más dinero en el FMI, no conseguiremos gran cosa. Si queremos recabar más dinero para que desempeñe su función de estabilizador, los países que aporten más dinero deberán tener más representación, lo que significa que algunos de los países que tradicionalmente han tenido posiciones poderosas y no tienen tanto dinero para contribuir tendrán que ceder.
- ¿Qué podemos aprender de la experiencia irlandesa?
Comenzaré con los aciertos. Uno de ellos fue la inversión en educación y poner el énfasis en todos los estudiantes, no sólo en la élite. Son inversiones que comenzaron en los años sesenta, pero que dieron sus mejores frutos en los noventa.
En segundo lugar, debo destacar la importancia de una justicia y de un funcionariado independiente de los partidos políticos. Son cosas que heredamos al independizarnos del Reino Unido que, 70 años después, mantenemos.
Hemos creado las condiciones idóneas para atraer la inversión extranjera con un régimen fiscal sencillo y bajo para las empresas. Hay otras cosas: facilidades para montar empresas, tener un mercado laboral sin excesivas rigideces... La pertenencia a la Unión Europea ha sido una ventaja crítica para Irlanda en muchos terrenos.
- ¿Y los errores?
El principal es que la economía, desde 2003 o 2004, haya dependido tanto de la inversión inmobiliaria. Permitir que los ingresos del Estado dependieran fundamentalmente de los impuestos por la compra de vivienda fue un error obvio y evitable.
Irlanda hubiera actuado de manera más inteligente si hubiera seguido el ejemplo de España a la hora de tener superávit fiscal. La deuda pública irlandesa en relación con su PIB sigue siendo baja, entre un 20% y un 25%, pero la deuda privada es superior al ciento por ciento. Ha habido gente que ha firmado una hipoteca por todo el valor de la casa. Eso nunca debió permitirse.
J. P. VELÁZQUEZ-GAZTELU - "El País" - Madrid - 26-Oct-2008
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