Tarde, mal y arrastro, la incompetente clase política y los financieros corruptos que nos han llevado a esta recesión se pusieron de acuerdo para salvar los muebles del sistema capitalista.
En unos casos, mediante la nacionalización parcial de los bancos en apuros, y en otros, proporcionando aval y liquidez a las operaciones de crédito desde los respectivos estados. Y todo ello, por supuesto, con cargo al dinero de la ciudadanía a la que se piden, al menos, cinco votos de confianza. A saber:
- que no deje de trabajar por escaso que sea el salario que le ofrezcan;
- que no saque sus modestos ahorros de la banca que los dilapida;
- que siga consumiendo a plazos tanto lo que necesita como lo superfluo;
- que pague sus impuestos en mayor proporción que lo hacen los ricos; y, sobre todo,
- que renueve su confianza en el capitalismo, el menos malo de los métodos de reparto de la riqueza conocidos, según nos cuentan.
Una vez la ciudadanía haya renovado esos cinco votos de confianza, que son como cinco dedos extendidos hacia la esperanza de un rescate, el náufrago, ya en terreno firme, se recuperará milagrosamente, echará en olvido los amargos tragos de agua salada, y se reintegrará a sus ocupaciones habituales sin darnos siquiera las gracias y, por supuesto, sin cambiar de conducta.
Ha sucedido en todas las crisis pasadas y no tenía porque ser de distinta forma en esta que estamos padeciendo. Todo lo más,
- se limpiará algo el patio de inmundicias financieras,
- se harán promesas solemnes de poner más cuidado en lo sucesivo, y
- se reordenará el sistema bancario con nuevas concentraciones de capital.
Pero no habrá un nuevo pacto social (un "New Deal") como el que Franklin D. Rooslvet propuso para superar la Gran Depresión de 1929, con concesiones a la clase obrera que hoy parecerían inconcebibles en los Estados Unidos.
- ¿Puede alguien pensar que McCain y Obama, cuyas campañas están financiadas en buena parte por las compañías de seguros, van a rescatar un sistema público de sanidad y de seguridad social?
El mismo Roosvelt se ufanaba de que su administración "había salvado el sistema del beneficio privado y la libre empresa´´. Ahora, sucederá algo parecido, aunque con algunos matices diferenciales respecto de Estados Unidos y de Europa, donde la gente haría bien en exigir, a cambio, la conservación del sistema público de bienestar social que estaban desmantelando subrepticiamente.
Zapatero y Sarkozy ya han abogado por la restauración de un "capitalismo con ética", lo que sabemos que es una utopía desde Tomas Moro ("Allá donde todos miden según el dinero todas las cosas es casi imposible que reinen la justicia y la prosperidad en la vida pública").
Pese a todo, esta salida del atasco no deja de ser un parche en la rueda muy desgastada de la globalización.
La humanidad se enfrenta a tres crisis muy difíciles de resolver por un sistema insolidario:
- la alimentaria,
- la financiera y
- el cambio climático .
Y la tentación de resolverlas por la violencia tiene muchos antecedentes históricos. La industria de guerra no decae y continúa creciendo imparablemente.
El presupuesto del Pentágono para este año es equivalente al fondo de rescate de los bancos norteamericanos.
José Manuel Ponte - "Faro de Vigo" - Vigo - 14-Oct-2008
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