El aislamiento de Rusia ahuyenta a los inversores.
La llegada de capital extranjero caerá el 24% en 2008, según el Banco Central.
La guerra de Georgia ha hecho huir a los inversores de Rusia de una manera sólo comparable a la crisis de 1998, cuando el país se declaró en bancarrota. Esto, unido a la caída reciente de los precios del petróleo -la principal fuente de divisas- y al ligero retroceso del euro, ha dado como resultado una pérdida de 16.400 millones de dólares (unos 11.000 millones de euros) en las reservas de divisas internacionales del Banco Central de Rusia durante la segunda semana de agosto, todo un récord.
"Ahora esa fuga ha cesado", afirmó el jueves pasado el ministro de Finanzas, Alexéi Kudrin, para intentar calmar a los mercados.
El Gobierno calcula que en los primeros días del conflicto con Georgia, la fuga de capitales desde Rusia fue de 7.000 millones de dólares (casi 5.000 millones de euros). Kudrin se mostró optimista y afirmó que el país está preparado para afrontar la crisis, que, de llegar, en cualquier caso no tendrá las proporciones de la bancarrota de 1998, marcada por la devaluación del rublo.
Pero el Banco Central prevé que las inversiones extranjeras alcancen los 40.000 millones de dólares este año, cerca de un 24% menos que los 52.500 millones de dólares de 2007 (según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). "No veo grandes amenazas, más aún cuando el conflicto está prácticamente terminado; ya ha sido superado y se encontrarán soluciones", manifestó el titular de Finanzas.
Hasta el momento, Rusia había logrado escapar de la crisis mundial, pero ahora hay signos de que le será muy difícil salvarse del bajón económico, aunque el Gobierno permanece optimista.
La multimillonaria pérdida de divisas que se ha producido en Rusia en una sola semana refleja el nerviosismo de los inversores extranjeros, que han visto cómo se disparaban los riesgos a medio y largo plazo.
Ellos se han apresurado a poner su dinero a salvo de la crisis para muchos inevitable, que, además de causas estrictamente económicas, tendrá un fuerte componente político. La preocupación de los inversores se ve aumentada por las crecientes tensiones del Kremlin con el resto del mundo.
Valeri Mirónov, de la fundación de investigaciones económicas Centro de Desarrollo, sostiene que el principal factor de la disminución de las reservas no fue la marcha de la economía, sino los riesgos que conlleva la crisis en el Cáucaso para los inversores rusos y extranjeros.
La guerra de Georgia ha tenido como consecuencia el empeoramiento de las relaciones con Occidente -seguramente, la mayor crisis con el mundo democrático desde los tiempos de la Unión Soviética-, que han llevado a Rusia a dar un portazo en la OTAN y congelar toda la cooperación militar con la Alianza.
Moscú puede sufrir un aislamiento que no desea gran parte de la clase política y nadie del mundo de los negocios rusos.
La tensión en las relaciones con los países occidentales, unida a la caída de los índices en los mercados mundiales, también ha repercutido negativamente en la Bolsa rusa, que el jueves cayó un 5,3%, y ayer seguía perdiendo un 1,21%.
En lo que va de año, el índice ha descendido un 30% (un 15% en agosto). Mientras tanto, la crisis crediticia global está empezando a reflejarse también en Rusia, tema que será uno de los centrales el mes próximo en los debates de la llamada cumbre de los oligarcas, la reunión que el ex presidente y actual primer ministro, Vladímir Putin, comenzó a tener anualmente con la Unión de Industriales y Empresarios.
La economía rusa sigue creciendo a pesar de la crisis mundial. El producto interno bruto (PIB) sigue aumentando a un ritmo anual superior al 6%. La mayor amenaza es la inflación, que superará este año el 9%.
RODRIGO FERNÁNDEZ - "El País" - Madrid - 23-Ago-2003
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario