El conflicto entre Osetia del Sur y Georgia se recrudece por la pretensión rusa de asegurarse el control de las rutas de transporte del petróleo y porque se vale de la solución ofrecida a Kosovo para intensificar las relaciones con Osetia.
EL conflicto irresuelto del Cáucaso ha vuelto a explotar con la intervención militar de Georgia en Osetia del Sur y la posterior respuesta de Rusia contra las bases militares en las cercanías de la capital Tbilisi. Las negociaciones entre georgianos y osetios del sur de los días previos fracasaron porque ninguna de las dos partes está dispuesta a ceder en sus pretensiones y se sienten protegidos y defendidos por las potencias mundiales.
Georgia, con el apoyo de la UE y de EE.UU., considera que los apenas 4.000 kilómetros cuadrados de Osetia del Sur le corresponden y no reconoce la autoproclamada independencia de los osetios. Ni Georgia ni ningún otro estado, salvo Rusia que les ha dotado de nacionalidad y pasaporte ruso y les apoya política y financieramente.
Es ese apoyo del presidente ruso Eduard Medveded a Eduoard Kokoiti lo que le ha permitido hacer frente al ataque de las tropas georgianas. Sin el interés ruso ni Osetia ni Abjazia -la otra minoría caucásica que pleitea con Georgia- podrían esperar a que se materialice su sueño independentista.
Y es que el interés de Rusia en la zona es el mismo que el de EE.UU. o la Unión Europea: controlar las rutas de transporte del petróleo.
Pero el crudo no es el único factor que ha propiciado la actual situación. Rusia ha visto en la solución ofrecida a Kosovo un nuevo modelo para afianzar su posición en otros lugares estratégicos.
En la ex república yugoslava tuvo que ceder ante las pretensiones de las otras potencias mundiales, pero ahora les paga con la misma moneda. Osetia del Sur es un pequeño país de no más de 70.000 habitantes que votó mayoritariamente por su independencia en el referéndum de 2006, hasta el 99% de la población apoyó a los partidarios de Kokoiti. Ahora toca hacerse fuerte frente a la potente Georgia con el apoyo de Rusia que ve la oportunidad de desgastar a Georgia y presionar de paso a Europa y Estados Unidos.
La batalla por el control de la capital osetia Tsjinvali puede ser en principio un paseo militar para las tropas de Mijail Saakashvili, pero Medvedev ya ha advertido de que no dejará sin defensa a los osetios que portan la identidad rusa. Además, guerrilleros abzajos y rusos estarían dispuestas a entrar en combate en ayuda de Kokoiti. La situación, por lo tanto, es preocupante.
Puede recrudecerse la guerra y volver a repetirse la historia que ya vivió Abjazia en los años noventa. Entonces las tropas rusas invadieron el país, pero a renglón seguido fueron expulsados con la consiguiente "limpieza étnica" de georgianos, que entonces eran mayoría. Para que la historia no se repita es necesario que las grandes potencias implicadas, es decir, Rusia, la UE y EE.UU. logren el acuerdo que han sido incapaces de alcanzar cara a cara Saakasshvili y Kokoiti en las negociaciones previas a los ataques militares. Mejor cuanto antes para evitar más muertes.
Editorial - "DEIA" - Bilbao - 9-Ago-2008
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