jueves, 7 de agosto de 2008

¿Qué significa "una prioridad" en Argentina?

En cada uno de los discursos de los funcionarios del Estado, cuando se refieren al sector energético, sistemáticamente se incluyen definiciones tales como
- “prioridad estratégica”,
- “actividad central de las políticas de Estado”;

todos los emprendimientos –según los discursos- cuentan con
- “la más firme decisión”,
- “el más sólido respaldo político
” y
- “la inquebrantable voluntad de llevarlos a cabo”.
Al cabo de años de escuchar esas frases, nos preguntamos:

- ¿qué significan en nuestro país?; ya que es muy claro lo que representan en otras latitudes.
Aquí, la realidad de los hechos evidencia contundentemente que
- no existe ninguna estrategia nacional
- ni una política clara establecida para los sectores que componen la muy "prioritaria" actividad energética del país.
Hay, eso sí, una serie de maniobras para “tapar agujeros” -léase esconder la ropa sucia del Gobierno- y contener los posibles desbordes de la demanda a veces con procedimientos “non sanctos”.

Esta forma de improvisar -como ha sido señalado por nuestra institución desde que comenzó a practicarse- finalmente comienza a resultar muy costosa, acumulando una pesada hipoteca para el futuro del país.
La política de los subsidios, empleados para esconder algunos efectos de la crisis energética -y favorecer ciertos negocios- motoriza dramáticamente la inflación; y su monto se ha multiplicado por dos cada año desde 2004 hasta la fecha.
Según algunos informes económicos, estos gastos llegarían a "rifar" para fin de este año una cifra equivalente al superávit fiscal primario establecido por la Ley de Presupuesto de la Nación.

Según publicó el matutino “La Nación” refiriéndose a la crisis energética: “La Casa Rosada no escatimó recursos: hubo $ 8157 millones para contener la situación, un 295% más que en el primer semestre del año pasado y el equivalente a, por ejemplo, diez centrales térmicas”.
No es menor la participación de estas erogaciones en el incremento de la deuda externa, que ya ha superado el volumen que tenía en 2001, cuando se produjo la implosión de la economía del país. Hoy se reconoce oficialmente que los márgenes se van estrechando peligrosamente; el propio Secretario de Finanzas de la Nación, Hernán Lorenzino, admitió públicamente que los vencimientos de los próximos años serán cada vez más difíciles de financiar.
Para colmo, y dado que la única fuente de financiamiento externo que nos resta son los préstamos de la Venezuela de Hugo Chávez (cuyos intereses son récord en el mundo), ya se piensa en otras alternativas de financiamiento, como
- utilizar los fondos del sector público o
- recurrir eventualmente a “quemar” el superávit primario
, uno de los pilares sobre los que se apoya este Gobierno.¡Y todo habiéndose declarado “una prioridad nacional” al sector energético!

En otra editorial, en diciembre de 2007, otorgamos el título de "antipolítica" a esta funesta metodología de gestión de los negocios públicos.
Los resultados, además de los mencionados, se completan con un marcado retroceso de todos los indicadores de la vitalidad del sector energético.Parece ser que después de la declaración de “prioridad nacional” hemos llegado a perder
- primero la capacidad de exportar gas y electricidad y
- después a pulverizar el autoabastecimiento, que debería ser sagrado
para cualquier Gobierno emanado de la voluntad popular expresada en las urnas.


En materia de hidrocarburos,
- hemos reducido peligrosamente las reservas de petróleo y gas.
- Nunca se instituyó la Ley de Hidrocarburos.
- Cae continuamente la producción de ambos recursos.
- Se han cerrado 40% de las estaciones de servicio y
- hay fuertes desabastecimientos de combustibles.

En electricidad,
- la instalación de nuevas usinas va muy por detrás del crecimiento de la demanda y
- ya tenemos un serio problema de potencia, que no se solucionará poniendo pequeñas máquinas diesel.
- El mes pasado, hasta las cuestionadas estadísticas del INDEC, exhiben una caída en la producción de electricidad y en el transporte de gas.
- Los productores de energía cobran con más de un año de retraso.
- El programa nuclear sigue remitiéndose a terminar Atucha II y
- los planes anunciados a futuro avanzan a un paso lastimoso, similar al de Yacyretá.
- Los biocombustibles carecen de incentivos que garanticen efectivamente un desarrollo sustentable y
- las energías renovables alcanzan en Argentina una dimensión a la que se podría calificar de mera “muestra gratis”.


- El extraordinariamente benévolo clima invernal,
- el paro del agro y
- la nada benévola recesión (desaceleración)
han hecho el milagro de evitar el colapso total de este sector, una vez declarado “prioridad” absoluta en todos los discursos.
- ¿Cuántos otros sectores habrán sido declarado “prioridad” oficial?.
- ¿La pobreza?.
- ¿La salud?.
- ¿La seguridad?.
- ¿La educación?.
- ¿La Justicia?.
- ¿La calidad institucional?.
- ¿El federalismo?.
- ¿La democracia?.
- ¿El control de la corrupción?.......

A esta altura, los argentinos deberíamos temer -y mucho- de las prioridades que establecen los gobernantes.
Carlos José Aga - "Portal Energético Internacional" - Martínes (B.A.) - 7-Ago-2008

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