LA catarata de records alcanzados en los Juegos Olímpicos de Pekín certifican su éxito deportivo. Pero han sido más. Han sido el espaldarazo de China como superpotencia?. Y la pregunta que se hacen hoy los comentaristas es:
- ¿Conseguirá China batir a los Estados Unidos en la escena internacional, como acaba de batirle en el medallero olímpico?
Son bastantes los que lo creen que la curva descendente de los norteamericanos tendrá que cruzarse en algún momento con la ascendente de los chinos.
Yo no me atrevería, sin embargo, a ponerle fecha, ya que los factores envueltos son muchos, complejos y, algunos, ni siquiera evaluados.
Por ejemplo, la «asiatización», el incremento del elemento asiático en Estados Unidos. Hace 20 años, los asiáticos constituían un segmento reducidísimo de la población norteamericana, concentrado en barrios específicos, los famosos «Chinatowns», o en pequeños comercios esparcidos por las ciudades, que vendían todo tipo de mercancías a precio reducido, abiertos día y noche.
Hoy, los asiáticos
- tienen ya todo tipo de tiendas, boutiques incluidas, y
- su presencia en la vida norteamericana es cada vez mayor y de mas alto rango.
- Se les ve en los conciertos, en la ópera, en las conferencias, en las exposiciones,
- Pero se les ve, sobre todo, en las universidades élite, en las facultades más difíciles, las matemáticas, la física, la electrónica.
- Constituyendo tan sólo en 5% de la población, acaparan entre el 20 y el 30 % de las plazas en dichas facultades, habiendo desplazado de ese lugar a los judíos. Lo que les garantiza un futuro brillante para ellos y sus descendientes.
Pero hay algo aún más trascendente en esta asiatización norteamericana. La parejas mixtas blanco-negra siguen siendo escasísimas. Las blanco-asiática, en cambio, se han disparado, hasta el punto de convertirte en corrientes por las calles de aquellas ciudades. Ellas, monísimas, de excelente tipo, vestidas y arregladas a la última moda, se lo están poniendo muy difícil al resto de las norteamericanas.
Por qué los norteamericanos prefieren las asiáticas vamos a dejarlo para otra «postal».
Aparte del impacto social que ello trae consigo, está el impacto económico. La ética asiática del trabajo y el esfuerzo es muy parecida a la «ética protestante», motor del desarrollo del mundo anglosajón durante los dos últimos siglos, dado el beneficio que ese esfuerzo individual significa para la entera sociedad.
Al unirse a la libertad que reina en Estados Unidos, los beneficios se multiplican. No están todavía cuantificados por ser un fenómeno muy reciente, pero sospecho que una parte nada despreciable del PIB norteamericano se debe precisamente a su asiatización.
En fin, que si el siglo XXI va a ser el siglo de Asia, los Estados Unidos han hecho lo contrario que Mahoma con la montaña: se han traído Asia a casa, con
- su laboriosidad,
- disciplina,
- frugalidad,
cualidades siempre loables, pero especialmente valiosas en tiempos de crisis, como los que corren.
JOSÉ MARÍA CARRASCAL - "ABC" - Madrid - 25-Ago-2008
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